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jueves, 28 de febrero de 2013


Poesía es, retorña aromas entre fétidos abrojos! POR LUISA GARCIA

Ay soledad que cicutas de penas el corazón
como niño solitario en mortuorio umbral
no apagues el vertiginoso y tierno botón
que se abre, al vergel, de mi razón abismal.

Llévate mis límpidos recuerdos, mis escarceos
las prisas de sentirlo, de buscarlo, de gozar
llévate mi agonía, mi persistente elucubrar
la palabra que fina se hace de redondeos.

Pero si te puede la avaricia de robarte mi oro
inconforme de ver que aun me queda amor
llévate mi luz, a oscuras, escaldare tesoros

Mas nadie contendrá el ser que al nacer, adoro
el que lento posee mi alma en luminoso temblor
poesía es, retorña aromas entre fétidos abrojos!

LUISA GARCIA
26/02/13



Ausencia sideral


Soy la piel del cometa
esa ruta elíptica de un mundo
que amordaza tus anhelos planetarios.

Soy un parlamento de estrellas
un equinoccio en la roca de tu pecho
una ciudad fundada al sur de tu simiente.

El terciopelo de mi espacio
se llama noche,
mi luna adormece tus corales
con la nostalgia
de mis pétalos.

Y aunque ya todas tus naves vuelan hacia Ítaca
esta nebulosa fiebre
trae hasta tus puños
una visión cristalina,
porque has dejado en mi boca
los besos que te contienen.



Mardy Mesén Rodríguez.

Pintura de Gianluca Mantovani.

Foto: Luisa Margarita Garcia
Nada es mejor
que navegar en pos
de un verso
un nocturno verso
que exprese la emoción
genuina, imperceptible
del sentimiento que nace
con aroma de flor:

amor, germinando vida 
para ti estare
si entre mis sabanas
se acurruca el amanecer!!

lmgo
Luisa Margarita Garcia
Nada es mejor
que navegar en pos
de un verso
un nocturno verso
que exprese la emoción
genuina, imperceptible
del sentimiento que nace
con aroma de flor:

amor, germinando vida
para ti estare
si entre mis sabanas
se acurruca el amanecer!!

lmgo
    LA CALAVERA
En el derruido muro
de la huerta del convento,
en un agujero oscuro
donde, al pasar, silba el viento,
y, como una dolorida
queja a las piedras arranca,
hay, en el fondo, escondida
una calavera blanca.
De algún fraile soñador
de vida ejemplar y bella
y dedicada al Señor,
en el mundo única huella.
Abre los ojos, sin fondo,
como a visiones extrañas,
y del vacío en lo hondo
forjan telas las arañas.
Húmedo musgo grisoso
recubre la antigua grieta,
donde, en supremo reposo,
descansa ignorada y quieta.
Pero hasta aquella escondida
mansión la brisa ligera
lleva murmullos de vida
y olores de primavera.
Golondrinas, que en sus marchas
dejaron el patrio río,
huyendo de las escarchas,
de las brumas y del frío,
cuando la luz del Poniente
filtra por el hondo hueco
y hace parecer viviente
el cráneo rígido y seco,
desde las negras ruïnas,
alzan sosegado vuelo,
en sus vueltas peregrinas
tocan las ramas y el suelo,
como buscando en el prado,
ya por la tarde, sombrío,
el espíritu elevado
que habitó el cráneo vacío.

José Asunción Silva